Semanario Universidad nº 1779: ¡Logro informático!
Convencido de la importancia de la informática en numerosos campos, algunas veces no se puede dejar de lado el hecho de sentir una gran satisfacción luego de haber realizado cierta tarea con éxito, ayudando a otros seres humanos o disciplinas. Así, esta columna será poco técnica, pero aún relacionada a la computación.
Recientemente tuve la dicha de “estrenar” el nuevo proceso Contencioso Administrativo asesorando en lo que fue un juicio histórico para nuestro país: la primer demanda contra un banco estatal por estafa electrónica en esa instancia. El caso fue llevado por el bufete Brenes y asociados. La demanda la interpuso la señora María de los Ángeles Arroyo Vargas.
El juicio fue declarado privado, así que me abstendré de dar mayores detalles, pero sí daré opinión como informático de mis impresiones. Mi primera impresión tiene que ver con nuestro sistema. Muchas veces lo criticamos, no dudo que con razón, pero no debemos obviar lo positivo. Me impresionó mucho la seriedad y celeridad del proceso, la elocuencia y ecuanimidad de los jueces, la voluntad y preparación de los abogados, y finalmente el reconocimiento de la justicia a favor de la demandante.
Por otro lado, me sentí impresionado por la búsqueda de justicia de la señora “Marielos”. No creo que fuera el dinero su motivación principal en ese proceso, sino más bien un sentimiento de no haber sido tratada adecuadamente. Incluso en algunos momentos tuve la impresión que ella con gusto habría cedido su lugar para evitar el estrés que le produjo todo el proceso. Es una mujer de 65 años que ha trabajado toda su vida (entiendo que comenzó a contribuir al núcleo familiar a los 7 años de edad). Aún continúa contribuyendo a la economía de nuestro país. Me atrevería, incluso, a decir que le produce placer hacerlo, pues le permite regalarse buenas vacaciones.
Otra de mis impresiones se da en la relación con los abogados. Fue interesante ver como se preparaban para el juicio tratando de entender un lenguaje informático que está lejos de ser común a todos nosotros, así como tampoco lo es el lenguaje legal para todos. Sin embargo, la voluntad puede llevarnos a un punto de encuentro. Así, se me aclara aún más el concepto de la interdisciplinariedad, una reunión de expertos, unidos en un objetivo común, que pueden lograr grandes éxitos, sin que ninguna disciplina instrumentalice a la otra.
Por último, cuando somos sujetos de un mal servicio, el problema no es el empleado que tenemos frente a nosotros, nuestro par, sino la práctica impuesta por la gerencia o el mando. Es decir, si la gerencia impone la idea de que la seguridad informática es absoluta, el trato al cliente por parte de la organización va a ser obvio. En tal contexto, no hay cabida para tratar cada caso de manera singular. Ha habido una pérdida en ese sentido del paternalismo, tanto en la empresa privada como en las instituciones estatales.
De nuevo, no puedo dejar de sentirme satisfecho por el trabajo realizado en equipo, con una constatación de la utilidad social de la informática que me enorgullece...